China persiste en sus intentos de que España participe en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, pero ni el Gobierno español, escudado en el código diplomático que impone Bruselas, ni las empresas españolas, cautelosas ante posibles riesgos de inversión, terminan de estar por la labor de embarcarse en el ambicioso proyecto billonario ideado por Xi Jinping.