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China apuesta por empresas de seguridad privada para proteger sus intereses en África

EurochinaBridge China apuesta por empresas de seguridad privada para proteger sus intereses en África

La presencia de China en África y sus incipientes relaciones económicas con los países del continente han generado en el gigante asiático la necesidad de proteger sus intereses, para lo que el despliegue de mercenarios se ha convertido en una solución que además permite a Pekín mantener su política de perfil bajo y no injerencia en los asuntos de estos países.

En 2017, las empresas estatales chinas generaron ingresos por valor de 51.000 millones de dólares de proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta mientras que en la actualidad el país está detrás de más proyectos de construcción en el continente que Francia, Italia y Estados Unidos juntos. Como resultado de ello, se calcula que en el continente viven alrededor de un millón de chinos y hay más de 10.000 empresas operando.

Según explica Paul Nantulya en un reciente artículo para el Centro para la Política Global Canergie-Tsinghua, Pekín ha optado por invertir y entrenar a contratistas de seguridad, descartando la opción de desplegar al Ejército para proteger sus intereses en el extranjero, incluida África. No obstante, su participación en algunas misiones internacionales ha venido claramente motivada por sus intereses económicos. Su primera participación en una misión de paz fue en Sudán del Sur, donde la petrolera estatal China National Petroleum Corporation (CNPC) opera la infraestructura de producción y exportación del país. Mientras que su participación en operaciones contra la piratería primero en el golfo de Adén y luego en el de Guinea estaba encaminada a proteger con ello a sus barcos.

Aunque entre las prioridades del Ejército Popular de Liberación está salvaguardar los intereses en el extranjero, desde el estamento militar chino se reconoce que carece de las capacidades para ello, principalmente en lo relativo al transporte.

A esto se suma el hecho de que en el Ejército chino parece haber una "fuerte aversión", según este experto del Africa Center for Strategic Studies (ACSS), al despliegue de soldados en el extranjero sin un mandato internacional, y que vendría a entroncar con su apuesta por el perfil bajo y la no injerencia. No obstante, esto cada vez está más en colisión con una política exterior cada vez más asertiva y competitiva.

Contratistas de seguridad

China parece haber apostado en los últimos años por la vía de en medio, con el fin de evitar ser vista como una "potencia imperial", adoptando un 'mix' de seguridad que implica el despliegue del Ejército en misiones de paz o de lucha contra la piratería, por ejemplo, con el despliegue de fuerzas paramilitares, contratistas y fuerzas locales, explica Nantulya.

A fecha de 2013, en China había unas 4.000 empresas de seguridad registradas con 4,3 millones de empleados, en su mayoría antiguos soldados y policías. De acuerdo con los datos recabados por este experto para su artículo, alrededor de una veintena de estas firmas trabajaban en el extranjero y contaban con unos 3.200 efectivos, un dato superior a los 2.500 soldados y policías chinos en misiones de la ONU en junio de 2020.

Pero además de proteger sus intereses sin tener que desplegar a sus soldados, los contratistas de seguridad generan empleo para los veteranos, un problema delicado para el Gobierno chino, ya que en el país hay 57 millones de antiguos soldados. Tal y como resalta Nantulya, en los últimos años se han producido más de 50 protestas de veteranos para reclamar mejores beneficios.

Y al igual que ocurre con los mercenarios de otros países, como los rusos por ejemplo, al margen de ofrecer servicios de seguridad también llevan a cabo "papeles mucho más activos como recabar información de Inteligencia y realizar vigilancia contra potenciales amenazas". Además, trabajan estrechamente con las fuerzas militares a las que suministran equipos de seguridad avanzados y, en ocasiones, les acompañan en el terreno.

Trabajan desarmados

Paradójicamente, en virtud de la legislación china, al igual que la de muchos de los países africanos, los contratistas chinos no pueden ir armados, lo que les relega a un papel principalmente de asesoría, mientras que sus homólogos rusos, por ejemplo, sí participan en operaciones de combate. No obstante, según el experto, en algunos casos sí pueden estar armados. Así cita el caso de Overseas Security Guardians y Hua Xin Zhong An Group, que ofrecen escolta marítima armada a los barcos chinos que navegan por aguas africanas. La segunda empresa fue la primera china en recibir el certificado de la Asociación Internacional de Código de Conducta (ICOCA) para empresas de seguridad privadas. Pese a que son ya varias las empresas chinas que han conseguido este certificado e incorporado algunas prácticas de gestión internacionales, la mayoría están desfasadas con respecto a sus homólogas de otros países. Así, por ejemplo, los mercenarios son contratados para servicios específicos y no están en nómina como personal permanente o reciben beneficios complementarios.

Para paliar la inexperiencia de sus hombres, que dan a las firmas chinas una imagen de poco competentes, estas han optado por contratar a occidentales a pesar de su coste más elevado y de que las normas favorecen la contratación de chinos.

Empresas híbridas

Como resultado de este fenómeno, han visto la luz empresas híbridas como China Overseas Security Services, registrada en Reino Unido como "empresa bajo control chino que utiliza expertos en seguridad occidentales", o Frontier Services Group, creada por Erik Prince, antiguo miembro de los SEAL estadounidenses y fundador de Blackwater. Esta última es una subsidiaria del grupo China International Trust Investment Corporation (CITIC), uno de los mayores conglomerados del gigante asiático. Dado que la implicación de China en África seguirá creciendo con toda seguridad en las próximas décadas, con una mayor presencia no solo en el ámbito económico, sino también cada vez más en el cultural y educativo, cabe esperar que con ello aumenten los riesgos para sus ciudadanos y sus intereses en el continente y, como consecuencia, la necesidad de los contratistas de seguridad chinos. Según datos del Ministerio de Seguridad chino, entre 2010 y 2015 se produjeron 350 incidentes de seguridad en todo el mundo que afectaron a ciudadanos chinos, desde secuestros a atentados terroristas pasando por ataques xenófobos.

Aunque los datos de empresas de seguridad y mercenarios chinos palidezcan al lado de sus homólogos estadounidenses o rusos, "la expansión de la influencia mundial de Pekín significa que su número probablemente seguirá creciendo de forma sostenida", sostiene Nantulya, que recuerda que el Gobierno chino no se siente cómodo con delegar su seguridad a fuerzas de paz o de los países anfitriones.

Por tanto, apuesta el experto, "es probable que Pekín opte por aumentar las competencias de sus empresas de seguridad en el extranjero al tiempo que limita el uso de los roles no tradicionales de seguridad del Ejército". Uno de los problemas por resolver será el de monitorizar su labor, ya que aunque en gran medida están controladas en último término por el Estado aún persisten "muchas zonas grises".

Periódico Digital Europa Press

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