En medio de las tensiones generalizadas en la relación entre Estados Unidos y China ha surgido un rayo de luz. Ambos países se han declarado “comprometidos a colaborar” en la lucha contra el cambio climático, tanto dentro del Acuerdo de París como en otros frentes. El anuncio, después de tres días de conversaciones entre el enviado estadounidense para el clima, John Kerry, y sus homólogos chinos en Shanghái, llega mientras China y EE UU permanecen enfrentados por cuestiones como los derechos humanos en la región de Xinjiang y Hong Kong, las presiones de Pekín sobre Taiwán o su guerra tecnológica.